jueves, 26 de noviembre de 2009

Objetivo: Realizar un examen de nuestra vida, buscando aquellas esclavitudes que nos impiden realizarnos plenamente como personas, según la voluntad de Dios nuestro Padre.

Narración:

Érase una vez un hombre como todos los demás, un hombre normal. Una vez llamaron repentinamente a su puerta. Cuando salió se encontró a sus enemigos. Ellos le ataron las manos. Le dijeron que así era mejor, que así, con sus manos atadas, no podría hacer nada malo ( se olvidaron de decirle que tampoco podría hacer nada bueno ). Y se fueron dejando un guardián en la puerta para que nadie pudiera desatarlo.

Al principio se desesperó y trató de romper las ataduras. Cuando se convenció de lo inútil de sus esfuerzos, intentó poco a poco acomodarse a su nueva situación.

Lentamente consiguió valerse a sí mismo para seguir subsistiendo con las manos atadas. Inicialmente le costaba hasta quitarse los zapatos, pero luego empezó a olvidarse de que antes tenía las manos libres.

Pasaron muchos años. Su guardián le comunicaba día a día las cosas malas que hacían en el exterior los hombres con las manos libres ( se le olvidaba decirle las cosas buenas que hacían en el exterior los hombres con las manos libres ).

Pasaron muchos, muchísimos años... Un día, sus amigos sorprendieron al guardián, entraron en la casa y rompieron las ligaduras que ataban las manos del hombre.

“Ya eres libre”, le dijeron.

Pero habían llegado demasiado tarde. Las manos del hombre estaban totalmente atrofiadas.

Preguntas para el diálogo:

1.¿ En qué te hace pensar esta reflexión ?
2.¿ Cómo interpretas esta parábola ?
3.¿ Cómo la relacionas con la vida del hombre ?
4.¿ Te sientes identificado con ella ? ¿ Por qué ?
5.¿ Cómo podemos liberarnos de nuestras esclavitudes personales ?
6.¿ Qué lugar ocupa Dios en esta liberación ?

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